12.14.2005

El lector asincrónico

En su libro El último lector (Anagrama, 2005) el escritor Ricardo Piglia habla del "lector asincrónico". Según dice en entrevista para el Angel de Reforma "El sentido del título es aquel del lector que llega tarde, que siempre esta fuera de tiempo, un poco asincrónico con el presente, que lee los libros cuando ya no son novedad; es el que esta un poco incierto respecto a esta temporalidad tan exigente de la cultura contemporanea, donde estar al día es la prioridad." En la misma entrevista el crítico literario Christopher Dominguez Michael continua: "Cierto. El lector ideal, o el lector a secas, tiene que dejar de ser actual y debe volverse, como parte de su propia formación, un lector inactual que llega tarde, no ávido ni agazapado sobre las novedades."

Si pensamos en las imagenes de La Biblioteca de Babel de Jorge Luis Borges, sin duda estariamos de acuerdo con las afirmaciones sobre el lector asincrónico. Además de que no es necesario estar al día en las novedades editoriales, tal vez el acervo de la humanidad requiere una mucha más pausada y serena aproximación a los libros:

"El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente. La distribución de las galerías es invariable. Veinte anaqueles, a cinco largos anaqueles por lado, cubren todos los lados menos dos; su altura, que es la de los pisos, excede apenas la de un bibliotecario normal. Una de las caras libres da a un angosto zaguán, que desemboca en otra galería, idéntica a la primera y a todas. A izquierda y a derecha del zaguán hay dos gabinetes minúsculos. Uno permite dormir de pie; otro, satisfacer las necesidades finales. Por ahí pasa la escalera espiral, que se abisma y se eleva hacia lo remoto. En el zaguán hay un espejo, que fielmente duplica las apariencias. Los hombres suelen inferir de ese espejo que la Biblioteca no es infinita (si lo fuera realmente ¿a qué esa duplicación ilusoria?); yo prefiero soñar que las superficies bruñidas figuran y prometen el infinito... La luz procede de unas frutas esféricas que llevan el nombre de lámparas. Hay dos en cada hexágono: transversales. La luz que emiten es insuficiente, incesante."

Esto nos lleva a reflexionar sobre las ciencias de organización y administración de estos acervos, donde por fortuna hay algunos avances y un programa de educación a distancia de la Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivonomía. Cabe una aclaración, no es comercial, es un descubrimiento ;)

Saludos

Manolo