6.09.2008

Viaje a la Huasteca con Guy Stresser-Péan


De Mighel León Portilla*
Aparecido en La Jornada el 9 de junio de 2008

La vida del antropólogo francés, avecindado en México desde 1936, Guy Stresser-Péan, está íntimamente ligada con la población indígena de las huastecas hidalguense y potosina, donde ha pasado gran parte de su vida. Su obra, en la cual ha integrado la cultura y la realidad temporal del lugar, ofrece a la vez un marco geográfico y una perspectiva histórica, ejemplo admirable de su labor como científico social y de amor al país. Esta semana el Fondo de Cultura Económica (FCE) pondrá en circulación el libro Viaje a la Huasteca con Guy Stresser-Péan, en el que se incluyen una selección de las más de 3 mil fotografías etnográficas, así como importantes datos en lengua huasteca que el autor reunió a partir de sus investigaciones. El estudio descubre a fondo una de las civilizaciones milenarias menos conocidas por no decir olvidadas de Mesoamérica. Con autorización del FCE presentamos a nuestros lectores un fragmento del prólogo del historiador Miguel León-Portilla que acompaña esta obra.

Testimonios de una vida, con muy valiosas aportaciones a lo largo de ella, es este libro. El distinguido investigador francés Guy Stresser-Péan, dedicado a ahondar en el ser cultural de México, reúne aquí buen número de sus escritos, fruto de sus pesquisas a partir de 1937 hasta el presente. Más de 60 años de trabajo han entretejido su existencia: estudio, investigaciones etnológicas y arqueológicas, etnohistoriador y maestro, que ha formado a centenares de discípulos, muchos también investigadores.

Conocí a Guy hace ya mucho tiempo y siempre me han impresionado su sencillez, afabilidad y sabiduría; es uno de los grandes personajes de la antropología mexicana. Su vida ha transcurrido principalmente en Francia y México. Se dice que su interés profesional lo ha llevado a formar una rica biblioteca especializada, pero por partida doble. Casi todas las muchas y valiosas obras que ha reunido en su casa de París, las tiene asimismo en su residencia de México.

Cuantos lo conocemos y apreciamos sabemos que es un genuino humanista que aborda sus temas de investigación desde múltiples perspectivas. Sólo cuando considera haber agotado los recursos a su alcance para ahondar en el asunto de que se ocupa, decide dar a conocer los resultados de su trabajo. Esto explica que durante tanto tiempo haya optado por mantenerlos inéditos. Me atreveré a decir que tan sólo la insistencia de algunos colegas y amigos ha logrado que Guy haya aceptado sacar a luz lo alcanzado por él en sus investigaciones.

El presente libro es precisamente una muestra de tal género de decisiones. Algo de lo que había dado a conocer con anterioridad en forma de artículos y ponencias en congresos u otras reuniones académicas, y que se hallaba disperso y de difícil acceso, lo reúne aquí, hecha cuidadosa revisión. (...)

El contenido del presente libro

Como su título lo expresa, esta obra conlleva la intención de acompañar al doctor Stresser-Péan en su recorrido y trabajos de investigación en la Huasteca. Una pregunta se impone: ¿podríamos encontrar un mejor guía para adentrarnos en el conocimiento de esta amplia y variada zona de México?

Sabido es que en realidad la Huasteca abarca varias regiones de los estados de San Luis Potosí, Tamaulipas, Veracruz, Hidalgo y Puebla. Pues bien, Guy, en los trabajos aquí reunidos, nos conduce con sabiduría a lo largo y ancho de las Huastecas.

Dado que sus aportaciones versan sobre aspectos etnológicos, arqueológicos y etnohistóricos, ellas aparecen distribuidas bajo estos rubros en tres partes. Una sección más complementa las anteriores, que cubre el tema de las modernas investigaciones francesas en México.

Una simple mirada al índice de este libro muestra ya que Guy en sus Viajes en la Huasteca, la ha recorrido y hurgado en muchos lugares. El más antiguo de los caminos que ha andado lo llevó a visitar a los totonacas de Papantla. Allí inició un contacto revelador con esos vecinos de los huastecos.

Dos temas sobre los que varias veces volvió Stresser-Péan han sido el culto a los puntos cardinales entre los mismos huastecos y lo concerniente a los ritos del famoso Palo volador y el que se conoce como Comelagatoazte. Ambos “juegos”, o mejor prácticas rituales, las aborda acudiendo a testimonios escritos, a partir de los que consignó Gonzalo Fernández de Oviedo en su Historia en temprana fecha. Guy, no sólo contempló e investigó sobre la pervivencia del volador, sino que él mismo tomó parte en una de sus celebraciones, no tanto con temor de caer y aun perder la vida, sino como lo refiere, de hacer el ridículo al fallar en su ejecución. Varias danzas indígenas de los huastecos atraen también su atención y las describe rebuscando en sus orígenes y significados. A otros vecinos de los huastecos dirige asimismo su mirada. Son ellos los tepehuas de Huehuetla. Los totonacos no quedan en el olvido y sobre algunos de sus ritos hace pesquisas.

A todo esto hay que añadir varias presentaciones sobre diversos aspectos de la cultura huasteca y hasta una curiosa evocación de la que llama “La última indígena salvaje de la sierra de Tamaulipas”. La mirada al pasado revelado, por la arqueología, hace posibles otros recorridos en este libro. Mucho le ha interesado a él abordar la frontera noreste de Mesoamérica y para ello ha hecho hallazgos en la Huasteca.

Los trabajos aquí reunidos varían tanto sobre las que pueden parecer minucias como sobre excavaciones que ponen de relieve grandes logros culturales. De los primeros son muestra el que trata de una antigua escultura en madera, la primera descubierta en la Huasteca y también aquel en que describe “el cascabel de El Naranjo”, que califica de “uno de los más grandes y bellos de Mesoamérica”.

Introducción a lo que habría de ser su penetrante estudio sobre Tamtok, es la que presentó originalmente en el XXXV Congreso Internacional de Americanistas, celebrado en 1962 en la ciudad de México. Los sitios de Vista Hermosa y de San Antonio Nogalar, en Tamaulipas, así como las pinturas rupestres en el Risco de los Monos y la identificación en la Huasteca de trabajos de aleación en bronce de considerable importancia en Mesoamérica. Todo esto y mucho más –como sus proseguidas y muy amplias investigaciones arqueológicas en Tamtok– dan amplio testimonio de lo mucho que ha realizado quien con justicia merece el título de “primer huastecólogo”.

Lo concerniente a trabajos etnohistóricos, reunidos en la tercera parte del libro, están lejos de ser una presentación exhaustiva de lo mucho que ha aportado Guy en esta rama de investigación. Lo que aquí se ofrece es elocuente y deja entrever los muy variados asuntos acerca de los que ha inquirido. Sobre la religión prehispánica incluye una oración en náhuatl en tiempos de aflicción. Se ocupa también de los sacrificios humanos y del mito del nacimiento del Sol y la Luna. La relación de los nahuas y los huastecos la aborda en diversos contextos.

Artículos sobre temas de conjunto que reflejan el saber de Guy acerca de Mesoamérica, son los que tratan del que cabe llamar su antiguo desarrollo científico o sobre las fuentes antiguas para el conocimiento de la Huasteca. Este último, incluido en el Handbook of Middle American Indians, se le solicitó precisamente reconociendo en Stresser-Péan al máximo experto acerca de la misma y su cultura.

Manifestación de su aprecio por Roberto J. Weitlaner, amigo y colega, es el artículo que escribió para el libro de homenaje, Summa Anthropologica en honor a Roberto J. Weitlaner, publicado por el INAH en 1966. Con buen tino, reconociendo el saber de éste acerca del pueblo otomí, trató allí de la “Penetración de los otomíes en la Huasteca”. El campo de interés propio se aproximó así al del apreciado colega.

Ya mencioné que este libro se complementa con otra sección que se refiere a la historia de las investigaciones francesas en México, sobre todo a las de carácter antropológico e histórico. El libro incluye también una pertinente presentación del historiador, doctor Guilhem Olivier, francés afincando en México, donde labora en el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.

Motivo de alegría y reconocido honor ha sido para mí la invitación a escribir este prólogo. Con él quiero reiterar el testimonio de admiración que experimento ante el doctor y maestro Guy Stresser-Péan, mexicanista francés que, con su distinguida, muy inteligente e infatigable esposa Claude, ha hecho aportaciones que revelan la grandeza de la civilización mesoamericana y tienden a la vez otro fuerte lazo de amistad entre Francia y México.

* Investigador emérito de la UNAM y miembro de El Colegio Nacional

6.07.2008

Mariposas

. . . les voy a contar una historia de OVNIS, es decir, de Objetos Voladores no identificados. Los OVNIS de los cuáles les hablaré, tienen antenas pero no son marcianos y pasan por increíbles metamorfosis, aunque no es para invadir la tierra. Todo lo contrario: son nuestras amigas las mariposas. Oíste bien, mariposas. Te voy a decir cómo convertir los OVNIS en BIVIT, es decir, en Bichos Voladores Identificados Taxonómicamente

Haz observado los distintos colores de las mariposas? ¿Sus distintos tamaños? ¿Las diversas formas de sus alas? Pues bien, todas estas diferencias son estudiadas por la taxonomía.

La taxonomía es la ciencia de nombrar y clasificar animales y plantas. Es la rama de la biología que permite conocer a los animales y plantas por su nombre y apellido, en lugar de por cómo les decimos en el pueblo.

Nuestras amigas las mariposas son conocidas formalmente como lepidópteras. Un nombre mucho más feo y aburrido. Me imagino escribiendo un poema sobre mariposas llamándolas lepidópteras y me dan ganas de echarme una carcajada de fuego. Es como si a mi primo Pepe le dijera Don José Méndez de la Provoleta. (creo que así se llama).

En fin, lepidópteras me suena más como a helicóptero, seguro es porque ambos vuelan, lo que me recuerda el nombre náhuatl de las mariposas: papalotl. Más parecido a papalote por razones que no es necesario repetir. En latín a las mariposas se les dice papillio que me hace pensar en los papiros de los antiguos egipcios. Ellos también tenían su propio culto a los muertos ¿sabes?

¿A qué crees se parece más una mariposa? ¿A un helicóptero o a un papalote? Por lo menos si parece que fueran de papel.
Pues bueno, gente muy seria que estudia lepidopterología, parece un trabalenguas, necesita llamar a las mariposas por su nombre y apellido. Estas personas muy serias, clasifican y subclasifican a las mariposas para saber de que familia son. ¿Conoces la oficina del registro civil del municipio? Pues bien, los lepideptorólogos son algo parecido al registro civil de las mariposas, quienes les entregan sus actas de nacimiento y lamentablemente también de muerte. Lo que me recuerda que éste libo es sobre el Xantolo.

Conocer las familias de la cual son parte las distintas mariposas es útil para saber cuáles son las similitudes y diferencia entre primos y hermanos, que comida les gusta a unos y cuál a otros.

México tiene un territorio muy rico en mariposas. Las hay de todos los tamaños y colores, incluso, hay algunas que viajan miles de kilómetros cada año, para disfrutar el clima de éstas tierras. En la Huasteca habitan una gran diversidad de estos amigables insectos. Durante el Xantolo es la temporada de recreo de una mariposa que le dicen Pañuelo, pero que en realidad se llama papillo dromeus o mariposa blanca.

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Narrado por Azcoatl, un dragón con alas de murciélago, cabeza y lomo de serpiente y patas y vientre de jaguar. Azcóatl quiere decir serpiente con alas en náhuatl.

Fragmento del libro Xantolo a cinco voces, del pograma Nostro entre Libros de IBBY

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